Si estás leyendo esto, significa que te encuentras en mi nuevo espacio Web 👏👏 😊
Un virus 🦠 (y no hablo de Coronavirus aún) dañó mi adorado blog y tuve que replantearme un cambio. Todo esto ocurrió hace unos meses cuando me hallaba a punto de publicar mi cuarta novela “Consecuencias de un huracán”, con el sello Esencia de la editorial Planeta.
Mi primera incursión en la editorial y yo sin blog 😣. Sin poder contarte en profundidad cómo me sentía. Es cierto que mis redes sociales han mitigado los daños, pero es aquí, en mi blog, donde me siento realmente yo.
Fue entonces cuando un superhéroe anónimo 🦸♂️, profesional en la materia, apareció ante mí con sus amplios conocimientos y su bendita perspicacia y subsanó todo lo dañado. Aportándole además un aspecto mucho más armonioso y dinámico a mi web.
Dicho esto, pase y vea. Mi intención es que estos días accedas a ella y ojees todo su contenido. Encontrarás relatos extras de mis novelas (Contenido Extra) y otros post que espero que te resulten interesantes.
Ahora bien, he empezado este texto hablando de un virus informático, pero ha llegado el momento de abordar al que de verdad nos ha trastocado la vida a todos: el dichoso Coronavirus.
Nos encontramos en la segunda semana de confinamiento y me apetece contarte mi situación.
¿Quién demonios iba a imaginar esto?
Cuando comenzó esta pesadilla fui optimista. Me autoconvencí de que aprovecharía el tiempo para leer y escribir, pero no ha sido así 🙄. A ser sincera no he leído demasiado y esto es lo primero que escribo desde que comenzó el encierro. Aunque estoy segura de que no será lo último. Eso lo sé. El miedo y el aburrimiento son unos enemigos muy letales. Jamás creí que los vería tan de cerca. Pero nos ha tocado convivir con ellos. Plantarles cara y, por supuesto, vencerlos 💪.
Sí, no pienso rendirme. Hago un esfuerzo enorme por no perder la atención de lo que leo. No es fácil, pero poco a poco voy lográndolo. En estos momentos, mi lectura se titula La Cadena de Adrian Mckinty. Y precisamente anoche leí una frase de Camus a la que hacía alusión la protagonista:
«En las profundidades del invierno, aprendí finalmente que había en mi interior un verano invencible».
Estas palabras se han quedado grabadas en mi mente. En concreto: “Un verano invencible”.
Joder, en cuanto leí esto supe que debía compartirlo. Así es como debemos salir de esta crisis sanitaria. Quizá es difícil para muchos pensar de esta manera, pues es cierto que nos hayamos en las profundidades del invierno y es casi seguro que aún no hemos tocado fondo, pero no podemos dejar que el pánico nos domine. No podemos permitir que nuestro mayor enemigo sea nuestra propia cabeza. Claro que no. Ahora más que nunca debemos mantenernos lúcidos, fuertes, decididos y unidos. Ahora más que nunca es el momento de conquistarnos a nosotros mismos.
El otro día oí a una psiquiatra decir que cuando el ser humano se conquista a sí mismo se vuelve insuperable. Y me encantaría saber si eso es verdad. ¿A ti no?
En las noticias, nos dicen a diario que nos quedemos en casa, que los expertos ratifican que esa es la única manera de vencer al bicho. Y desde luego, no seré yo la que contradiga a científicos e infectólogos. Quiero aportar algo en esta crisis y sostener el convencimiento de que hice lo que pude desde mi posición.
Por eso escribo esto. A pesar de que no es mi mejor momento, no quiero dejar de hacerlo. No debo.
Recientemente, he visto en la tele que una chica médico había pedido cartas y mensajes de apoyo para los enfermos que se encuentran en los hospitales aislados a consecuencia de este virus demoledor. Su intención es llevarles estas cartas para que se sientan menos solos y puedan, a través de las letras, recuperar la esperanza. Así que yo también me sumo a esta bonita iniciativa.
Me apetece además compartirla en mi blog. Espero que al mismo tiempo sea un soplo de aire fresco para muchas personas que se encuentran en sus casas asustadas.
Para ti, que tienes un familiar enfermo y en estos momentos no puedes estar a su lado. Ojalá mis palabras te ayuden. Ánimo y fuerza. Esto también pasará.
“Un verano invencible”
Querido desconocido:
Ante todo, permíteme que me presente. Soy una chica que escribe. Por el momento, escribo historias de amor. Comedias románticas con el único fin de entretener. Sí, eso es lo que persigo cuando me siento a escribir. Pretendo que el lector sonría, llore, se enfade y se reconcilie con los personajes. Que sienta y se emocione, pero que por supuesto se divierta.
Escribo porque escribir me hace la vida más bonita. Solo eso.
Hoy lo hago para ti. No te conozco, no sé cuales son tus gustos literarios, no sé si como a mí te gusta el cine o la música. Ni siquiera sé si en otras circunstancias te sentarías a leerme. Pero eso da igual. Hoy me alegro de que mi carta haya llegado a ti, porque quiero hablarte de un verano invencible.
Antes de esto, seguro que pisaste alguna vez la arena de la playa descalzo. Seguro que recuerdas algún atardecer rosa, de esos que invitan a enamorarse y soñar. Seguro que hay un montón de recuerdos hermosos enterrados en tu cabeza. Como por ejemplo ese primer beso.
Venga sí, hablemos de esto. ¿Cómo sería el tuyo? El mío fue raro. Si quieres te lo cuento.
Ahí va:
El chico que me gustaba tenía por entonces quince años y lucía una media melena rubia que a mí inexplicablemente me fascinaba. No obstante, el día en cuestión, apareció con la cabeza llena de trencitas. Alguien le dijo que estaba guapo de ese modo. Por supuesto, ese alguien, mintió.
Y el tiempo que duró nuestro beso, una de sus trencitas me hizo cosquillas en el cuello.
Por lo tanto me desconcentré. Perdí el hilo en ese torpe baile de lenguas y babas y la remembranza que me quedó fue la de las cosquillas en vez de la de un beso extraordinario.
Aún así atesoro un bonito recuerdo del chico. Aunque solo lo besé ese día…
Pero recuerdo que se aproximaba el verano y que las tardes eran más largas.
Recuerdo que yo por entonces solía escuchar a Roxette y que esa canción titulada “Vulnerable” del álbum “Crash! Boom! Bang!” y que Bryan Buss, editor de AllMusic, se atrevió describir como apática, a mí me fascinaba. La canción se convirtió en el segundo mayor éxito del álbum en el país natal del dúo.
Recuerdo que empecé a pintarme los labios con un labial de Margaret Astor que se agotó en los comercios. Recuerdo forrar mis carpetas con fotos de Rob Lowe. Recuerdo apurar las salidas y regresar a casa corriendo. Recuerdo que no teníamos móviles y que la única garantía de puntualidad era tu propia palabra.
Recuerdo que yo quería ser mayor. Qué tonta, ¿verdad?
Recuerdo que por aquella época el acontecimiento más importante para mí era la verbena de mi barrio.
Allí siempre sucedía algo realmente mágico. Bailaba con mis amigas hasta que me dolían los pies y con suerte me cruzaba con el chico que me gustaba y este me sonreía. No siempre era el de las trencitas.
En fin, ¿por qué te hablo de todo esto? Pues tiene una explicación. Quiero que pienses en esos momentos en los que fuiste feliz con tan poco. En las primeras veces. Porque estas suelen ser las más bonitas e inolvidables y si no lo son, seguro que aprendiste algo.
- La primera vez que besaste de verdad. A esa persona. La persona.
- La primera vez que subiste a un avión y creíste que no aterrizarías.
- La primera vez que te desnudaste delante de alguien. Y no me refiero a la ropa.
- La primera vez que llegaste a tu puesto de trabajo y conociste a esos compañeros que hoy son ya tu familia.
- La primera vez que te dijeron te quiero. La primera vez que lo dijiste tú.
- La primera vez que oíste esa canción. Tu canción.
- La primera vez que esquiaste.
- La primera vez que hiciste surf, aunque lo hicieras de pena.
- La primera vez que viste tu casa. La que tú sabías que sería tu hogar.
- La primera vez que te sentiste a salvo con alguien.
- La primera vez que lloraste y te reconfortó.
- La primera vez que leíste ese email que te cambió la vida.
- La primera vez que no te importó que la lluvia te mojara.
- La primera vez que pisaste esa isla que parecía el mismísimo paraíso.
- La primera vez que te emborrachaste. La primera resaca nunca se olvida.
- La primera vez que tuviste a tu hijo en brazos, o a tu sobrino, o a tu nieto.
- La primera vez que comprendiste que solo se vive una vez y que hay que vivir con todas sus consecuencias.
Quiero que pienses en la primera vez que vuelvas a la calle, después de todo esto. Porque lo harás. Todo esto pasará. Como bien dice el refrán “no hay mal que cien años dure”.
Quiero que pienses en los primeros abrazos que darás: a tu madre, a tu padre, a tus hijos, a tus nietos, a tus amigos y a tu mascota. En las personas que esperan ahí fuera a que salgas de esto sano y salvo. Quiero que mantengas la convicción de que no estás solo. Que soledad es una palabra muy amplia y que solo tú debes decidir cómo gestionar su concepto.
Quiero que pienses en la primera vez que vayas al cine después de esto, en el primer viaje que programarás. En el primer restaurante que visitarás y cuanto disfrutarás esa deliciosa comida. En las primeras copas con esos amigos que siempre están sin importar ni la distancia ni el tiempo. En ese primer atardecer después de que la vida te haya sacudido y devuelto más fuerte y más sabio. En el primer baño en el mar calmado, azul y grandioso. Porque así es como estará cuando acabe la tormenta. Y créeme, acabará.
Pero sobre todo quiero que pienses en esta carta y que jamás olvides la primera vez que la leíste. No olvides que alguien que no te conocía de nada adivinó que eres más fuerte de lo que crees y que te garantizó que después de esto vivirás un verano invencible.
Un fuerte abrazo de una desconocida que escribe.
Buenas!!para empezar me alegra mucho que ya tengas tu blog arreglado,después darte la enhorabuena por todos tus libros (que los tengo) que me he releído en esta cuarentena ,me encanta todos ,estoy buscando la historia de Miranda q escribiste algunos capítulos¿están en el blog?muchas gracias ,un besote
Hola, Noelia. Muchas gracias por tus palabras. Te agradezco de corazón el apoyo. En cuanto a la historia de Miranda, te cuento: he tenido que quitar esos capítulos porque tengo un proyecto para esa historia. Espero que pronto la leas completa. Un fuerte abrazo.