… esa llamada, ese viaje, esa experiencia que nos aterra y nos atrae en la misma proporción. Ese beso. Ese abrazo tan necesario. Aún no es tarde.
Hoy es 1 de diciembre. Madre mía, el 2019 se ha ido de un plumazo. Creo que ha sido uno de los años más intensos de mi vida. Y todavía queda el mes más abrumador. Aunque eso es muy bueno. Lo presiento.
El otro día os dije que pronto os hablaría de mi nuevo sitio de trabajo. Y es que en este reciente rincón está naciendo otra historia. Sí, aquí en este desorden de libros, cajas y caos que huele a esperanza e ilusión estoy conociendo a unos personajes diferentes.
Aún sé muy poquito de ellos, pero siento sus ganas de compartir conmigo sus aventuras. Soy un poco desastre con esto de las redes. A veces desaparezco sin dar explicaciones, pero os aseguro que sigo aquí. Más que nunca. Que mis dedos golpean este teclado con ímpetu y que me muero por deciros muchas cosas. Como por ejemplo que en mi nuevo rincón hay un montón de notas. Y que de vez en cuando me río sola. Mucho. Menuda loca de las letras.
En fin, espero que disfrutéis a tope este último mes del año. Que lo viváis intensamente con aquellos que amáis. Aún estamos a tiempo de hacer aquello que nos propusimos. Esa llamada, ese viaje, esa experiencia que nos aterra y nos atrae en la misma proporción. Ese beso. Ese abrazo tan necesario.
Aún no es tarde. Todavía estamos a tiempo de completar esa lista. La de los deseos. La de los sueños. Y la de los libros. Esta última nunca puede faltar. 😉